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"Chino" Villoldo recuerda el último show argento de Ramones

Marzo en Argentina es el mes de los Ramones, porque religiosamente los ramoneros celebramos el 16 como el último paso de los Fast Four por nuestro país en el estadio de River Plate en 1996. Se especulaba con que ese recital sería la despedida mundial, pero ellos tenían otros compromisos y por contrato tuvieron que cerrar el 6 de agosto de ese año en The Palace, Los Ángeles, y ese recital quedó inmortalizado en el disco We're Outta Here.
Por Lisa Lain

Mucha agua corrió bajo el puente desde esa fecha, exactamente 24 años y nosotros como seguidores siempre queremos recordar ese momento. Pensamos que muchos detalles se habían olvidado con el paso del tiempo, pero hubo un fan que no se olvidó absolutamente nada. Es más, con su memoria prodigiosa nos relató cada segundo en ese lugar, por el amor incondicional que lo unió (y lo une hasta hoy) a los Ramones. Él es Ángel “Chino” Villoldo, baterista de Superuva que nos convidó este emocionante relato que transcribiremos a continuación. Cabe aclarar que esa noche le tocó en suerte ser protagonista de tan histórica fecha ya que oficiaron de teloneros con su banda, cumpliendo el sueño del pibe.

“Veníamos de tocar con Los Ramones en Obras en el ’95, Superuva y Dos Minutos. Yo jugaba en un equipo de fútbol y la hermana de un compañero traía discos de afuera y escuchábamos…éramos chicos y lo hacíamos por curiosidad. Después nos hicimos fanáticos, y yo me dediqué a la música”.

Camino a la gloria

Un mes antes había sacado la entrada a campo. Faltando dos semanas nos avisaron que teníamos la posibilidad de tocar en River. No lo podía creer. Cuando nos dieron la noticia, estábamos todos juntos. Tocar con Iggy Pop, los Ramones y los Hosen…con Dos Minutos ya habíamos tocado y con Attaque 77 hicimos una gira así que estábamos más que felices. No estábamos muy conscientes de lo que iba a ser el show.

Los preparativos

Fue raro, porque una semana antes de tocar, ese martes  ensayamos y cuando volvimos nos enteramos que la madre de Puña, que en ese momento era la otra guitarra de Superuva, había fallecido. Fuimos a su casa a darle apoyo y a decirle que si era necesario, la banda no iba a tocar. Él dijo que era importante para él y su familia, que quería tocar igual. El jueves no ensayamos, lo hicimos el viernes una noche antes de tocar en River en Salas El Abasto. Estábamos con una mezcla de tristeza, alegría, excitados…una mezcla de sensaciones. Nos quedamos todos juntos hasta tarde. Luego me vine a casa a descansar, pero no pude pegar un ojo.

El largo y sinuoso camino

Llegaba un amigo que venía de Santa Teresita para el show así que en cuanto vino me quedé dormido. Él no tenía entrada, la mía se la había regalado a mi primo, así que a la mañana temprano nos fuimos a la Capital a comprar una. El lugar estaba cerrado y tuvimos que esperar hasta que abrió. De Retiro nos fuimos caminando hasta River. Era temprano aún, no había nadie, fuimos a comer algo, estuvimos paseando y luego comenzaron los preparativos alrededor del estadio. No tenía credencial, así que me quedé haciendo la cola con él. Cuando se hicieron las 2, lo despedí y entré. Llegué solo; los chicos llegaron mucho después. Cuando entré, estaban el Papa y el Indio de Dos Minutos, éramos los únicos músicos y ya teníamos que probar sonido.

Ya casi estamos

Ya estaban probando sonido los Die Toten Hosen. Estábamos en un costadito…en un escenario enorme. River vacío. ¡Imaginate lo que fue! Era una montaña. Las tribunas…todo ahí. Y en ese instante ¡me invadió una soledad! Sólo había unas cincuenta personas trabajando. Dos Minutos tenía que probar sonido y el batero no había llegado, así que la batería la tuve que probar yo.  Así que la prueba la hicimos los tres solitos: Papa, Indio y yo y la verdad fue…tremendo.

El sonido era muy bueno, se escuchaba todo. Nunca me había pasado eso. Si bien en Obras habíamos probado sonido, no era lo mismo que un estadio con esas características.  Después nos fuimos al camarín, que era…un cuarto de limpieza. Había una mesita, una sillita con Coca y nada de alcohol. Dos Minutos tenía una sala más grande y Attaque 77, un salón.

Nos quedamos en la sala de Dos Minutos ya que teníamos el mismo productor y pudimos meter ‘de queruza’ algo de alcohol hasta que nos llamaron a tocar. Ya estábamos todos ahí: Checha, Canario, Puña y yo. Y nos llevaron.


Tocar el cielo con las manos

El camarín estaba justo al lado del escenario y había unas ventanitas donde estábamos y se veía todo del otro lado. Tuvimos que dar toda la vuelta por el anillo interior de River debajo de las tribunas y jodíamos y después nos empezó a dar miedo, nervios, cagazo. Salimos por la puerta para ir al escenario y estaba mi primo (al que le había regalado la entrada) con más chicos y no sé cómo hicieron para saber que íbamos a salir por ahí. Nos saludaron y él me alcanzó una cámara de fotos, así que por suerte tengo fotos arriba del escenario. Estuvimos esperando media hora antes de salir a tocar. Nuestro set fue de 10/12 temas. Habíamos tocado a las 5 de la tarde para 25.000 personas. Increíble.

Lo que fue el recital a cancha llena fue una locura total. Estaban pasando música cuando cortaron y se escuchó “Ahora, ¡ahora!”. Para mí se paralizó todo. Entré corriendo y cuando me senté en la batería la gente empezó a corear. La verdad es que nos recibieron muy bien.

Me senté en la batería -porque el show lo empezaba yo, con el tema “Entrando en la cueva”-y recuerdo que todo el mundo estaba saltando.  Miraba para un lado y para el otro, me acuerdo de toda la gente contenta, la verdad fue un día muy especial para todos, para los músicos y los fans, que no lo vamos a olvidar jamás.

Rock & Pop quería “Campeón mundial”, le preguntaron a Eduardo de la Puente y él quería ese tema así que lo agregamos, ya que no estaba en la lista. Siempre decimos que tocamos con bronceador porque eran las 5 de la tarde, hacía un calor de locos, el sol nos pegaba de frente, estuvo muy bueno. Al terminar nos quedamos arriba con Dos Minutos.

La producción de Rock & Pop nos había dicho que apenas termináramos, teníamos que ir al camarín, porque había que hacer notas y nosotros no le hicimos caso porque queríamos disfrutar del show. Éramos unos fanáticos más privilegiados porque estábamos al borde del escenario donde vimos a Dos Minutos y a Attaque 77 y fue una locura.


Nacidos para ser rebeldes

No fuimos a hacer ninguna nota. Por eso, cuando aparecen notas en MTV con Dos Minutos, Attaque 77, nosotros no aparecemos porque nos quedamos por ahí.  Pongo en Youtube y veo las notas y la nuestra no está, porque nos quedamos a disfrutar ese día que sabíamos que iba a ser único.

Un encuentro con los alemanes

Cuando probamos sonido con Papa y el Indio hicimos temas de Dos Minutos. Terminamos la prueba y miramos al costado y estaban los Die Toten Hosen escuchando. Vinieron, nos saludaron y  Breiti ofició de traductor entre Campino y nosotros. Dijo que nos felicitaba, que le había parecido una excelente banda y yo intentaba explicarle que era de otra banda y me decía ‘tocaste bien igual’.

Die Toten Hosen brindó un show de la hostia. Iggy Pop también, muy buen show. La verdad que luego no volvimos más a los camarines. Yo del escenario me bajé y me fui con mi amigo Victorio, el primer baterista de Superuva y mis amigos a la tribuna. Algunos dirán, ‘lo hubieran visto ahí, al costado más cerquita’, pero la verdad que queríamos estar en el campo y en la tribuna. Vi todos los preparativos, pero el show lo vi en la tribuna de enfrente.

Fan de Ramones desde el corazón

Yo con mi mochilita me fui del escenario a la tribuna. Ese show lo quería disfrutar como un fanático. Cuando tocamos en Obras no vimos el show porque estábamos en los camarines charlando y la verdad que esta vez quería disfrutar del último show. Aunque yo tenía la esperanza de que no lo sea. Pensaba que luego seguirían tocando…Y NO.

Así que tuve la suerte de tocar en su despedida y de pisar el mismo escenario que ellos. Estoy re contento y tengo recuerdos  que quedan en mi memoria. Tanto es así que puedo relatar minuto a minuto todo lo que pasó.  Cuando terminó el show nos fuimos en el tumulto, nos encontramos con el Indio y fuimos a Barrancas de Belgrano a comer a los puestitos y a tomar un par de birras. Estábamos contentos, todo bien, pasaba la gente y nos decía ‘pero ustedes recién tocaron, estaban en el escenario…¿qué están haciendo acá? (risas). Y bueno, estábamos ahí como cualquier fanático, disfrutamos y después me vine con el 44 para Valentín Alsina.

Me tomé el bondi en Barrancas, vi muchos chicos llorando y no entendía, porque para mí no se iban a separar…lloraban y me decían ‘a vos te parece, cómo puede pasar esto, no puede ser, son lo más grande que hay’ y yo les decía, que no se preocupen, que seguramente el año que viene vuelven…y lamentablemente no volvieron más.


Se va la luz, se oculta el sol, pero siempre ha de brillar...

Ese Adiós Amigos fue lo último que pudimos  ver de Ramones en Argentina. Pudimos presenciar, escuchar, todos los años que vinieron los pude ver, pude tocar tres veces con ellos. Dos en Obras y una en River. La única vez que no los pude ver fue, paradójicamente, cuando tocamos con ellos en Obras por quedarnos en los camarines. Hasta pude verlos en Vélez. Siempre.

Para mí, los ramones fueron, son y serán la única banda de mi vida, la única que marcó un antes y un después para mí, es un modelo de batería que a mí me encanta, la guitarra y el bajo que a mí me gusta, la voz de Joey es única e irrepetible y Cj Ramone también hizo muy buen desempeño. Dee Dee es un ángel para todos nosotros.

¡Espero que les haya gustado este relato, saludos para todos!


Angel "Chino" Villoldo es el baterista de Superuva y el reportaje fue realizado en 2020 para el portal JARDIN DERVICHE. 

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