Según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, durante este septiembre se alcanzó la extensión mínima de hielo marino del Ártico en 2020, con 3,74 millones de kilómetros cuadrados, siendo la extensión de este año la segunda más baja registrada. El Ártico ya perdió dos tercios de su volumen y en los últimos diez años sufrió una disminución constante de la extensión de hielo marino. La organización ambientalista Greenpeace, se presentó allí con su embarcación, Arctic Sunrise, para documentar este declive.
Mientras que alrededor del mundo se presentan temperaturas extremas, superando los 50 grados localidades en Bagdad y en la costa oeste de los Estados Unidos en California, así como el récord de los 38 grados en la ciudad de Siberia, Verjoyansk, uno de los puntos más gélidos del hemisferio norte, en el Ártico la extensión de hielo este año es la más baja registrada. El hielo marino del Ártico ya perdió dos tercios de su volumen y continúa disminuyendo constante su extensión, sobre todo en las últimas décadas.
La coordinadora de la campaña de Greenpeace por la protección de los océanos, Luisina Vueso, señaló que “la rápida desaparición del hielo marino es un indicador que evidencia una vez más la crisis climática que atraviesa el mundo. En este contexto, en Argentina la expansión de la frontera petrolera cuenta con planes de explotación en el Mar Argentino, razón por la cual se otorgaron permisos para la realización de exploración sísmica de hidrocarburos en casi toda la plataforma continental hasta el año 2025. Esto no sólo tiene impactos terribles para nuestro mar, sino también para el Ártico.”
Según Greenpeace, el Ártico es una de las regiones del planeta con mayor importancia dentro del sistema climático ya que actúa como mecanismo regulador del clima debido a su capacidad para generar y almacenar el frío. Sin embargo, en los últimos años países como Argentina se ven afectados por fenómenos extremos como sequías constantes e inundaciones, consecuencia del calentamiento global provocado además por el avance de la industria agropecuaria y petrolera.
“La capa del hielo en el Ártico necesita protección urgente y los líderes mundiales en la Cumbre de Biodiversidad de las Naciones Unidas, pautada para finales de este mes, deben comprender el papel de los océanos en la lucha contra la crisis climática. Los océanos sanos son cruciales para el mundo y para nuestra vida en la Tierra, hoy afectada por la destrucción de los mares y el cambio climático. Es necesario proteger al menos el 30% de los océanos para el 2030 [1] y además desde Argentina abandonar la dependencia a los combustibles fósiles frenando por ejemplo las prácticas de exploración sísmica de hidrocarburos en el Mar Argentino” Sostuvo Vueso.
Los océanos sanos mantienen el carbono almacenado de forma segura fuera de la atmósfera, lo que ayuda a reducir los impactos de la crisis climática. Al proteger, al menos, el 30% de los océanos con una red de santuarios, los ecosistemas marinos pueden desarrollar resiliencia para resistir mejor al rápido cambio climático. La comunidad científica ha identificado al Ártico como una de las áreas prioritarias que necesitan protección, como parte de una red global de santuarios oceánicos, debido a su importancia vital para la estabilidad climática.
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