Así, en el Amazonas, Esteros del Iberá, el pantanal y los bajos submeridionales, abundan, alcanzando comunidades de miles de individuos y generando un turismo exclusivo para fotografiarlo y observarlo, como sucede en el norte correntino o en el pantanal brasileño o paraguayo.
Si bien no es una especie categorizada como "en peligro" su hábitat en esas regiones continua fragmentándose y reduciéndose, coincidentemente con la expansión de la frontera agropecuaria, las cacería o las urbanizaciones descontroladas.
Hace unos días, algunos vecinos del lujoso barrio Nordelta se mostraron indignados ante la superpoblación de estos animales en sus calles (artificialmente modificadas).
Los han visto y los han fotografiado hurgando la basura, desplazándose sin causar ningún tipo de incidentes o atacando algún perro. No faltó un vecino que disparó y mató a este animal.
El capincho habitó esa región durante miles de años. El ambiente del Delta bonaerense se vio modificado por todo tipo de extractivismos urbanos, desde terraplenes, barrios cerrados, countries, edificaciones y extractivismos, también, agrícola/ganaderos.
Antiguamente el ambiente de Nordelta estaba dominado por bosques ribereños y manchones de pastizales y pajonales. El típico ambiente del Delta inferior, enriquecido por sedimentos.
Ese ambiente se modificó y esos animales se desplazaron o perecieron por la cacería, envenenamiento o atropellamientos. El avance inmobiliario especulativo, la acumulación de las clases privilegiadas y la destrucción ambiental, van en clara direccionalidad hacia la desigualdad, la limitación del acceso a vivienda y a extinciones florísticas y faunísticas.
AMBIENTE EN LUCHA
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