Los embajadores de los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reanudaron hoy discusiones sobre la propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus, en medio de una creciente presión sobre los países ricos para que se liberen las patentes a fin de hacer frente a la pandemia.
El Consejo General del organismo de comercio de la ONU retomó el análisis de una exención temporal de las reglas que protegen la propiedad intelectual de las vacunas contra la Covid-19. que fue propuesta en octubre por Sudáfrica e India y que fue ganando apoyo en el mundo en desarrollo y entre algunos legisladores progresistas en Occidente.
La directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, declaró que los Miembros de la Organización deben responder urgentemente a la necesidad de una solución multilateral que garantice el acceso equitativo a las vacunas en todo el mundo, y se refirió a ello como la “cuestión moral y económica de nuestro tiempo”.
"Los miembros deben compartir sus vacunas, aquellos que han pedido más de lo que realmente necesitan deben compartir con otros, ya sea a través de la instalación de Covax u otros mecanismos. Aquellos que tienen materias primas deben permitir que estas fluyan a través de las cadenas de suministro para que todos los que puedan fabricar puedan aprovecharlas", aseguró Okonjo.
Añadió: "me complace decir que el número de restricciones o prohibiciones a la exportación ha bajado de 109 a 51, pero tenemos que seguir bajando", y completó: "cuando tengamos el documento real daremos respuesta pragmática y eficaz a los países miembro menos desarrollados".
Los autores de la propuesta, que enfrentan la resistencia de muchos países con industrias farmacéuticas y biotecnológicas influyentes, la han estado revisando con la esperanza de hacerla más aceptable.
No se espera que surja un consenso, que se requiere según las reglas de la OMC, de la reunión de dos días de los embajadores en la sede del organismo en Ginebra, Suiza, informó la cadena de noticias CNN.
Los miembros aprobaron el informe de situación presentado por el presidente del Consejo de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), el embajador Dagfinn Sørli de Noruega, que indica la actual falta de consenso sobre esta cuestión y destaca el objetivo común compartido por los miembros de proporcionar acceso a productos de alta calidad, seguros, eficaces y asequibles, vacunas y medicinas para todos.
Mientras los partidarios de la propuesta opinaron que los desafíos actuales que plantea la pandemia sólo pueden abordarse de manera eficaz renunciando a determinadas obligaciones del Acuerdo sobre la propiedad intelectual, otras delegaciones seguían sin estar convencidas de la necesidad de una exención a nivel internacional, y algunos miembros argumentaron que ello podría socavar los esfuerzos de colaboración en curso.
Quienes impulsan la propuesta expresaron su esperanza en que ésta sea aceptada luego que la máxima enviada comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, dijera el mes pasado que la enorme desigualdad en el acceso a vacunas entre los países desarrollados y en desarrollo era “completamente inaceptable”.
Tai dijo que no debían repetirse los errores de la respuesta global a la pandemia del VIH.
El Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, admitió que estaba “evaluando” la propuesta sobre liberación de las patentes de las vacunas, que recibió el apoyo de 170 personalidades mundiales.
La discusión, enmarcada en un viejo debate sobre las protecciones de propiedad intelectual, se centra ahora en levantar las patentes, regalías y protecciones al diseño industrial e información confidencial para ayudar a expandir la producción y el desarrollo de las vacunas en situaciones de desabastecimiento.
El objetivo es suspender las normas durante varios años, los suficientes para combatir y vencer a la pandemia.
Entre los que apoyan la propuesta está el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Tedros dice que las exenciones a las patentes forman parte de las herramientas de la OMC e insiste en que no hay mejor momento para usarlas que durante una pandemia como la del coronavirus, única en un siglo, que ya se ha cobrado 3,2 millones de vidas, ha infectado a más de 437 millones de personas y devastado economías.
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