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Argentina se alinea con la tendencia mundial: lanzan una criptoferia y un poema registrado como NFT

Una “criptoferia” de arte donde las obras sólo se podrán comprar con criptomonedas, forma de pago usada semanas atrás para adquirir una obra que rompió varios récords en Christie´s: eso es lo que impulsará este mes desde la Argentina Otra Feria, iniciativa virtual que se propone ofrecer “arte contemporáneo de modo contemporáneo”.

El artista Beeple llegó en marzo al podio de los tres artistas vivos más cotizados gracias a la venta de un collage digital, por el equivalente en Ether a 69,3 millones de dólares. Como si eso fuera poco, el sitio web de Christie´s corrió el riesgo de colapsar debido a una encendida puja que abarcó ofertantes de once países y una audiencia online de 22 millones de personas. Finalmente, el comprador de ese archivo virtual concebido como Token No Fungible (NFT)fue un misterioso inversor de criptomonedas que se hace llamar MetaKovan.

El timing no podría ser mejor para el desafío asumido por otraferia.com, espacio virtual donde se reunirá del 23 al 27 de mayo la oferta de una veintena de galerías de distintos países, en su mayoría argentinas. Las obras de artistas muy jóvenes podrán conseguirse desde 200 dólares, y habrá “algunas rarezas de consagrados”, como Rogelio Polesello, que llegarán hasta 35.000 dólares. “Como toda situación de vanguardia, esta edición inaugural será 100% experimental”, anticipó a LA NACION Diego Trulls, impulsor de la iniciativa.

Lanzada en abril de 2020, con una fuerte presencia en Instagram que incluyó charlas y fiestas inaugurales online con DJ en vivo, Otra Feria convocó desde entonces a más de 100.000 visitantes y 350 galerías en 17 ediciones. La idea incluso fue exportada a Europa como Another Fair, codirigida por Trulls y la española Sara González Arjona.

“Creamos una posibilidad, absolutamente inclusiva y federal, para que galerías de toda la Argentina y de Latinoamérica pudieran tener su canal directo con el mundo. Un espacio donde galerías hiperconsagradas e hiperemergentes tuvieran idéntico tratamiento y grado de exposición”, agregó Trulls, que en 2011 había desarrollado junto a Gabriel Werthein la plataforma Coleccionarte. La intención, ya en esos comienzos, fue “democratizar el arte y el coleccionismo”.

A diferencia de una feria tradicional, las galerías no pagan por tener un espacio sino una comisión del 20% sobre las ventas. Sin embargo, se comprometen entre otras cosas a curar la muestra junto a los artistas, escribir los textos, elegir música que acompañe las obras, editar sus propios videos y “hacer cruces sorprendentes”. “Un mercado cada vez más amplio es la mejor situación posible para todas las partes del sistema”, agrega Trulls, que propone un tema para cada edición; uno de los primeros fue #superpoderosas, destinado a artistas y galeristas mujeres.

“Participé en tres ediciones de Otra Feria. No ha sido un éxito de ventas, pero en medio del contexto 2020 fue un motivador importante”, dijo a LA NACION Oli Martínez, de Tokonoma, una de las galerías porteñas que participarán de esta “criptoferia” con obras de María Allemand, Débora Pierpaoli, María Munzi y Laura Spivak. Entre otras que también se sumaron a la propuesta figuran Impakto (Perú), Del Paseo (Uruguay/Perú), Kiosco (Bolivia), No lugar (Ecuador), Purísima (México) y varias argentinas: PM, Via Margutta, Atocha, Fulana, Pasto, Oda, Beta Sur, La Arte y Laura Haber.

“No conozco a Diego personalmente –agregó Martínez-, pero me gusta su forma de posicionarse siempre un paso adelante, innovando con escasos recursos. En esta oportunidad, la idea de usar una criptomoneda también me entusiasma. Es un gesto, pero podría ser la forma de atraer nuevos públicos. ¡Allí vamos!”

La venta por medio millón de dólares del famoso meme de la niña "Disaster girl" como un token no fungible o NFT -una novedosa tecnología que permite certificar la autenticidad de una creación o activo digital- a la que se suma un videopoema que se convirtió en la primera obra tokenizada de Argentina, pusieron en primer plano el interrogante acerca de si está preparado el país para volcarse de manera masiva a este fenómeno y hasta dónde llegará su avance en el terreno artístico.

El mundo del arte no para de hablar de las criptomonedas y los NFT (token no fungible) desde que en marzo pasado el artista estadounidense Beeple vendiera por 69 millones de dólares una obra digital de su autoría, a través de la tradicional casa de subastas Christie's, que por primera vez en su historia decidió aceptar criptomonedas como medio de pago para esa transacción.

Queda claro que la fusión de criptomonedas y NFT ha dado mucho que hablar en lo que al universo del arte respecta. Especialmente por los precios desorbitantes que se han asociado a este fenómeno, que ha provocado incluso reacciones iracundas: el crítico de arte estadounidense Bob Nickas, conocido por su mirada ácida y corrosiva sobre el sistema artístico, decía en una entrevista reciente con Télam que una buena "ecuación acrónica para las siglas NFT sería "No Fucking Talent meets No Fucking Taste", cuya posible traducción sería "El puto talento se une al puto gusto".

En Argentina, el escritor, editor y analista de datos Matías Buonfrate, fanático de la tecnología, la literatura y los videojuegos, realizó un videopoema que con el añadido de la tecnología NFT se convirtió en una de las primeras obras de criptoarte realizadas en el país, mientras que otro argentino, Diego Trulls, ya está organizando para la última semana de mayo la primera criptoferia de arte del mundo, donde sólo se aceptarán, claro, cripto a la hora de pagar.

Al combinar poesía y tecnología, Buonfrate creó el videopoema "Noposeas1miedo", que recrea la voz de una inteligencia artificial a partir de la combinación de textos sobre Alan Turing y la filosofía de la ensayista Donna Haraway. Si bien la obra fue creada a mediados de los 2000, en enero de 2021 este joven decidió transformarla en un NFT, en "una copia digital única y original que no puede falsificarse".

"La obra nació de ir viendo cómo el lenguaje y un poema escrito en particular puede rondar los entornos digitales. Me permite seguir explorando cómo la poesía se puede ir escabullendo en esos espacios. La decisión siempre es llevarlo un poco más allá y ver hasta dónde puede llegar", dice Buonfrate a Télam.

Para el creador de este videopoema, "no están dadas las condiciones para que los NFT se conviertan en un fenómeno masivo en nuestro país. Si trasciende, quedará en un grupo reducido, que dispone de tiempo libre para explorar este panorama, dispositivos tecnológicos para probar y cierta ingeniería bancaria para exportar".

También en modo innovador y experimental, Diego Trulls ya realizó 17 ediciones de ferias de arte on line desde que comenzó la pandemia, pero la que se viene ahora, del 23 al 27 de mayo, será la primera criptoferia de la historia, con veinte galerías de siete países de América que venderán sus piezas físicas pero el comprador sólo podrá pagar en criptomoneda.

"Las obras van a tener su precio en dólares -en un rango que va desde los 1.000 hasta los 30.000- y al momento de pagar, el comprador convertirá esos dólares a la criptomoneda con la que quiere pagar, acordará con la galería y hará la transferencia en cripto", detalla el gestor cultural.

"La innovación es solo en el medio de pago porque la región no posee un mercado aun para el criptoarte. Al menos no por el momento. Es algo que afuera funciona pero las cosas que se escuchan suenan a capricho de multimillonario de Silicon Valley, o de gente que está haciendo experimentos y que tienen mucha plata. Estamos bastante lejos de pagar un millón de dólares por un pixel gris, o pagar 69 millones por una serie de dibujitos en ocho bytes", dispara el creador de "Otra feria".

Además, Trulls asegura que el pago en criptomoneda "simplifica mucho las cosas para las galerías: los bancos en general son lentos tienen un montón de trabas para poder girar la plata de un lado a otro. Y con este medio de pago es todo bastante rápido. Además, nos permite apuntar a un nuevo público que está trabajando hace muchos años con criptomoneda en Argentina. Creo que la criptomoneda va a reemplazar en poco tiempo a muchas de las transacciones que hacemos normalmente con tarjetas o plata física. Si bien las cripto tienen muchos años, en el arte recién está empezando ahora".



"Justicia digital"

Sin embargo, en el mundo, es tal el boom por los NFT -una red segura de sistemas informáticos que registra la venta en un libro de contabilidad digital, conocida como blockchain, y que brinda a los compradores una prueba de autenticidad y propiedad (la mayoría paga con la criptomoneda Ethereum)- que hace unos días Zoe Roth, la chica que protagoniza uno de los memes más compartidos de los últimos tiempos, donde se la ve con mirada pícara delante de una casa en llamas, subastó la imagen original como un NFT por 180 Ether (casi medio millón de dólares).

"Es uno de los memes que mejor nos puede representar en este contexto de carácter distópico. Me pregunto quién compraría algo que está en internet que es gratis. Pero para Zoë Roth no fue gratuita su exposición. Nadie le preguntó si quería representar a toda una generación que ve su imagen y se siente interpelada en medio de una pandemia, o en cualquier momento caótico de su vida. Por eso pienso que el mundo de los NFT llegó para hacer justicia digital. Pocas veces pensamos qué vidas hay detrás de esas imágenes virales que usamos hasta el cansancio", sostiene la periodista experta en tecnología Florencia Barbeira.

"Siempre entiendo a la parte que pone en venta su imagen, su arte, su contenido pero desconfío de las razones por las cuales alguien pagaría una suma descabellada por algo que puede tener el mundo entero. No puedo evitar desconfiar de esas sumas absurdas", desliza la experta.

"Creo que el cripto-arte existe gracias a lo masivo. Pero, todavía forma parte de un universo que no está hecho para todas las personas. Aunque muchas veces te quieran hacer sentir que sí, que es super fácil todo. Es un lenguaje nuevo que tiene que incorporarse en un país en el que muchas personas no tienen siquiera conexión para poder enviar un mensaje de 'llegué bien a casa'", se despacha Barbeira.

Para el escritor y guionista Juan Ruocco, autor de uno de los mejores hilos de Twitter para explicar qué es un token no fungible, la venta del meme Disaster girl como un NFT por medio millón de dólares "no sorprende, porque conjuga dos variables muy actuales: la popularidad de los memes y una tecnología que posibilita obtener ítems únicos digitales".

Y sigue: "Aunque a veces no sé si todo el mundo entiende lo que realmente está comprando cuando se habla de NFTs. No comprás la imagen original ni un archivo que todo el mundo puede copiar, lo que comprás es un número identificador único en una cadena de bloques (blockchain). El que adquiere, está comprando ese número identificador, asociado a una imagen, un video, un gif, una canción, cualquier formato de archivo digital".

Según Ruocco, "crear NFTs no es mucho más complicado que adjuntar un archivo a un email. Lo que sí, es necesario tener algún tipo de conocimiento en cómo usar criptomonedas, ya que las comisiones por la creación de cada NFT se tienen que pagar con Ether, que es el token (fungible) de la red Ethereum".

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