Por segunda vez en tres años, los chinos tuvieron a todo el planeta en vilo.
Por David Aguirre
Según informó la agencia espacial china, el cohete ingresó a la atmósfera en algún punto del mar de Joló, entre Filipinas y Borneo cerca de las 2 am del domingo (hora argentina) y se habría desintegrado completamente en las capas superiores de la atmósfera.
El artefacto, la etapa central del cohete Long March B5, pesaba 20 toneladas y medía poco más de 30 metros. Usuarios de redes sociales compartieron Imágenes de la espectacular reentrada en la atmósfera en los cielos de Malasia y Brunei.
El Comando Espacial de Estados Unidos confirmó el reingreso casi a la misma hora que la agencia china, pero aún no está muy claro el lugar del impacto, si es que hubo algo que impactara. La agencia china afirma que el cohete se desintegró completamente en las capas superiores de la atmósfera.
CONTROVERSIA
Bill Nelson, administrador de la NASA, acusó a China de escatimar información “que conlleva un riesgo significativo de pérdida de la vida y la propiedad”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China respondió que China venía siguiendo atentamente todo el proceso y que no ha faltado a las prácticas usuales del derecho internacional sobre la materia.
LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE
La etapa central del Long March B5 quedó orbitando descontroladamente el pasado domingo 24 de julio luego de impulsar la llegada de Wentian, el segundo módulo de la estación espacial Tiangong.
Es la segunda de estas situaciones en los últimos tres años.
En 2020, el primero de estos cohetes se empleó para poner en órbita el módulo central de la estación espacial china. Los restos cayeron en el océano Atlántico, pero hubo reportes de fragmentos en una zona poblada de Costa de Marfil. Nunca hubo confirmación oficial, así que no se sabe si correspondían efectivamente al 5B.
Antes de la reentrada en la atmósfera, algunos observadores indicaron que la trayectoria de la órbita pasó sobre grandes ciudades como Los Ángeles y Nueva York.
LA ESTACIÓN ESPACIAL CHINA
El módulo Wentian, puesto en órbita la semana pasada por el cohete precipitado, es el más pesado de los tres que componen Tiangong. Dentro de dos meses se acoplará el módulo Mengtian. Junto con Tianhe, en órbita desde abril del año pasado, completarán la estación espacial Tiangong (“Palacio Celestial”), que orbitará la Tierra a una altura promedio de 370 km.
Algo más pequeña y liviana que la Estación Espacial Internacional (ISS), Tiangong se podrá expandir con hasta seis módulos y espera recibir astronautas y turistas espaciales de otros países. Estará operativa durante diez años.
Ahora bien: si ya hay una estación espacial internacional, ¿por qué China necesita otra?
Los proyectos espaciales implican un gran gasto de presupuesto para los Estados. A pesar de los roces actuales, la ISS no hubiera sido posible sin el compromiso de EEUU y Rusia.
El rumor de retiro por parte de Rusia (a causa de la guerra de Ucrania) fue recibido con alarma por parte de los norteamericanos y desmentido o relativizado después por los rusos.
FUERA DE LA ISS
Una ley impide que la NASA colabore con cualquier agencia estatal o privada china. Esta ley fue la respuesta a la prueba de un arma antisatélites china en 2007 e impide la participación en todo proyecto relacionado con la ISS. Dificulta también la colaboración y el intercambio de información en muchas otras cuestiones aeroespaciales.
Aunque la NASA y la Agencia Espacial Europea se obligan a controlar el reingreso de sus cohetes, China lo hace a su modo y prefiere mantener en vilo al planeta con cada uno de sus lanzamientos. (Por supuesto, este riesgo es ínfimo, pero de algo hay que asustarse.)
Es libre de hacerlo.
Aún más, los chinos aceptaron el desafío, redoblaron la apuesta y montaron su propia estación en tiempo récord. Y la cosa, por supuesto, no terminará ahí.
PLANES ESPACIALES CHINOS
China es el contendiente principal de Estados Unidos en esta nueva carrera espacial, con dos objetivos definidos: la luna y Marte.
Con respecto a nuestro satélite natural, planean adelantarse a la misión Artemis y poner sus propios astronautas a caminar sobre la superficie lunar a mediano plazo.
También quieren aventajar a la NASA y la Agencia Espacial Europea en la obtención de muestras de suelo marciano para ser examinadas en nuestro planeta.
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