Por Elízabet Aleo
"Volvieron los vinilos", se escucha y lee hasta el hartazgo por los medios de comunicación en general. Pero Chippy Gonzalez asegura que "nunca se fueron". Este disc jockey argentino "Old School" comenzó desde pequeño, sorprendiéndose con la bandeja giradiscos "tornamesa", como se conoce en algunos lugares, y allí se consolidó su pasión por los vinilos.
Ya en el colegio secundario se encargaba de dar vida a las fiestas, musicalizando cuanto evento se le cruzara: casamientos, bautismos, cumpleaños, todo era una buena oportunidad para poner a girar "la máquina".
"Mi gran maestro fue Michy Oliva, disc jockey no vidente", recuerda Chippy, a quien señala como mentor. Su primer trabajo fue en el Club San Martín, un lugar donde en realidad se realizaban deportes pero hacían fiestas los domingos por la tarde.
Ya en el 77 comenzó a trabajar al lado de Pato C, otro grande de los vinilos que nos dejó físicamente hace un tiempo. Con él editaba y compaginaba discos.
Después comenzó a trabajar para discográficas, editó "TROPITRONICS" y recorrió cientos de boliches bailables con su maleta llena de discos y de ilusiones.
Hoy en día tiene su propio búnker, ese lugarcito que todo melómano sueña con tener para disfrutar de sus pistas favoritas, que disfruta junto a su pareja, María Pía, con quien comparte sus logros, su pasión y su vida.
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