Afrodescendientes autoconvocados realizaron ayer, en la Plaza Dorrego del
barrio porteño de San Telmo, una tradicional llamada de candombe, esta vez
con distanciamiento social, tapabocas y alcohol en gel, para visibilizar
que Argentina "continúa siendo un país racista", en la previa a la
conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural.
"Lo que buscamos es la visibilización de los problemas de xenofobia y
racismo pero también el maltrato policial y la falta de trabajo. La
discriminación nos afecta en toda la vida", dijo a Télam Diego Cardozo, uno
de los primeros en llegar a la plaza donde, pasadas las 15, se empezaron a
concentrar activistas pero también muchos porteños que caminaban por el
histórico barrio.
"No tocamos el tambor y nada más, reivindicamos una cultura milenaria. El
candombe tiene siglos, al tocarlo mantenemos ese hito ancestral del
candombe como resistencia", aseguró Cardozo.
La jornada empezó con una entrega de diplomas a familias tradicionales
afrouruguayas en Argentina, mientras los músicos se acomodaron uno junto a
otro con sus tambores llamados chico, repique y piano, para hacer una
caminata desde Plaza Dorrego hasta el Parque Lezama.
"Los diplomas son un homenaje, un mimo para nuestros viejos que vienen
resistiendo en esta plaza hace décadas", aseguró Sabrina Ben y comentó:
"escogimos hacer esta llamada hoy porque el 11 de octubre es el día que
termina la libertad de muchos pueblos y comienza la esclavitud también.
Pero ahora nosotros celebramos la libertad, a pesar de sufrir la
discriminación y el racismo".
"Armamos todo el protocolo hace más de un mes para que la gente guarde la
distancia, traigan todos barbijos y estén atentos a lavarse las manos con
alcohol en gel", aseguro Ben.
A pesar de los cuidados que intentaban mantener los organizadores, también
se vio que muchas personas se abrazaban o se bajaban el tapabocas, en una
de las primeras actividades culturales masivas al aire libre que se vieron
en Buenos Aires en el marco de la pandemia de coronavirus.
Jonathan Da Souza, otro de los afrodescendientes que estuvo en la
organización del evento, contó que el candombe es parte esencial de la
cultura de resistencia de la comunidad.
"Mi padre, cuando vino hace 50 años a Argentina desde Uruguay, vino a esta
plaza y eran perseguidos. Trajeron consigo un tambor y nada más, y lograron
que la cultura permanezca, entonces nosotros hoy en día continuamos el
legado", aseguró.
"Decidimos armar el grupo de Afro autoconvocados después del asesinato de
George Floyd en Estados Unidos", contó Da Souza y alertó que "Argentina
continúa siendo un país muy racista".
"Yo como negro lo sufrí en la escuela, al buscar trabajo y en otros
ámbitos. Son cosas que no se hablan pero que están. Se nos ha borrado de la
historia. En la escuela no se nos reconoce como héroes nacionales cuando
los ejércitos independentistas tenían en la primera fila a los afro.
Nuestros antepasados dieron la vida por este país. Queremos igualdad",
aseveró el joven.
Cuando la decena de tambores comenzó a sonar en la plaza porteña, la gente
comenzó a bailar, mientras empezó la marcha de la llamada sobre la calle
Bethlem.
Integrantes de comparsas históricas como África Ruge, Las Lonjas,
Afrocandombe o Herencia Ancestral fueron parte de este festejo y quienes
pusieron los tambores para que bailen activistas y vecinos.
Por último, los integrantes de Afros Autoconvocados aseguraron que la
comunidad en Argentina se encuentra "disgregada", lo que debilita sus
reclamos, y advirtieron que el crecimiento del candombe como género musical
"no debe ocultar la historia".
"Hoy en día hay muchas comparsas de candombe y lo celebramos, pero nos
parece importante mantener la tradición", aseguró Cardozo.
"El candombe crece y a veces no se cuenta la historia, no queremos que se
olvide", agrego Da Souza.
"Queremos unir a todos en sola familia, desde los que están hace cientos de
años hasta los chicos senegaleses que están viniendo ahora, y luchar por
nuestros derechos", aseguró el joven sobre la actualidad de la comunidad
afro en el país.
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